miércoles, 5 de enero de 2011

Quevedo



Francisco de Quevedo fue célebre por su agudeza. En una ocasión un aprendiz de poeta se empeño en leerle un par de sonetos acababa de componer.


Cuando acabó la lectura del primero, quiso conocer la opinión del maestro: "El siguiente será mejor", apuntó Quevedo "¿Como podéis saberlo, si aún no lo he leído?", replicó el aprendiz. "Sencillamente, amigo mío, porque es imposible que sea peor que el que acabáis de leerme".

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