La esposa de Carlos IV, María Luisa de Parma (de quien recibió el nombre la "hierba Luisa",) fue una mujer autoritaria e intrigante y la menos agraciada físicamente que haya tenido España incluso Europa.
Durante su reinado, impuso su asistencia a las reuniones de gobierno y cuya influencia consiguió aupar a Manuel de Godoy a la cumbre del poder. Con el valido cruzaba a diario una correspondencia en la que le hacía partícipe de todas las intrigas de la corte, criticaba a sus propios hijos - a Fernando VII le llegó a calificar de "marrajo cobarde" - o le explicaba cuestiones acerca de su periodo menstrual.
Ya de niña había destacado. Se dice que , estando aún en la corte de Parma, recién firmados los esponsales con el entonces príncipe de Asturias, exigió a su hermano Fernando el tratamiento de reina, diciendo: "Debes respetarme, puesto que seré reina de España y tú solo llegarás a duque de Parma". Éste, un niño de poco más de diez años, le respondió con una sonora bofetada al tiempo que le decía: "Pues seré el único duque que haya pegado a una reina de España".
De los catorce hijos y diez abortos que tuvo, se desconoce la parte que cupo el monarca.
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