El rey Alfonso XII fue un gran aficionado a la ópera y sobre todo a la cantante lírica Elena Armanda Sanz Martínez de Arizala, prima donna del Teatro Real de Madrid, española, nacida en Castellón en 1844, artista internacinal vínculada a la Scala de Milán y la Ópera de Viena donde también llegó a cantar, no pasaría a la historia por sus giras y representaciones, sino por los motivos personales que la obligaron a abandonar prematuramente las tablas. Abandonó su carrera y lo dejó todo, por amor al rey.
De la relación mantenida tuvieron dos hijos en común, Alfonso y Fernando.
Su primer encuentro fué en Viena, (1872) cuando Alfonso contaba tan solo con 15 años y la cantante, una mujer de 28 años.
Por aquél entonces, Isabel II, estaba exiliada en París tras ser destronada por la Revolución de 1868, ellá fue quién le pidió: «Visita a mi hijo, que estudia en el colegio Teresiano». Alfonso quedó extasiado ante la diva, como reflejó Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales. «Vestida con suprema elegancia, la belleza de la insigne española produjo en la turbamulta de muchachos una especie de estupor».
Parece ser, que la soberana empujo a su hijo a los brazos de Elena para evitar que se casara con su prima Mercedes, hija de la Infanta Luisa Fernanda, con cuyo padre, el traidor duque de Montpensier, había hecho un pacto.
De nada le sirvió a la reina pues Elena Sanz se fue de gira por Suramérica. de donde regresó madre de un varón de padre, éste si, desconocido. Y Alfonso cayó rendido ante su prima Mercedes al conocerla, se casó con ella en 1878 siendo ya rey, pero Mercedes murió seis meses después de la boda y Alfonso XII se sumió en tal desesperación que sus allegados temieron que cometiera una locura.
Su consuelo llegó gracias al estreno de la ópera La Favorita en el madrileño Teatro Real, en la que actuaba Elena Sanz. Cuando subió al palco a cumplimentar al monarca, renació la fascinación de éste. Alfonso XII se convirtió en su fiel seguidor, como atestigua otra de las cartas, donde dice:
«Idolatrada Elena: mucho gusto he tenido en verte todos los días en estas funciones».
La reina le alegró que Alfonso recuperara la ilusión.
Elena Sanz acabó sucumbiendo al amor del rey, abandonando los escenarios. Alfonso XII, loco de pasión, aprovechaba cualquier resquicio para ver a su amante, como demuestran sus cartas. «Amor mío, mañana miércoles 15, a las 11 menos cuarto, espero estar en tus brazos». Hay una escrita en el soporte de una foto, donde aparece el sello P. M. Hebert. Fotógrafo de SSMM. En ella se despide «hasta el próximo día que cacemos en furtivo, amor mío».
La foto, donde aparece un inédito Alfonso XII con atuendo de caza, preside hoy el salón de la vivienda de María Luisa, nieta bastarda de Alfonso XII.
Al año siguiente, en 1879, sobre la pareja planean las primeras sombras. Cánovas, jefe de Gobierno que propició la Restauración, plantea al Rey la urgencia de una nueva boda para dar un heredero. Consciente de sus deberes, Alfonso XII accede a su pesar.
Al año siguiente, en 1879, sobre la pareja planean las primeras sombras. Cánovas, jefe de Gobierno que propició la Restauración, plantea al Rey la urgencia de una nueva boda para dar un heredero. Consciente de sus deberes, Alfonso XII accede a su pesar.
«Me casaré si me buscan ustedes novia». La elegida fue María Cristina de Habsburgo, sobrina del emperador de Austria, inteligente, pero poco agraciada. Se casaron en Madrid ese 28 de noviembre, mientras su romance con Elena Sanz seguía viento en popa. Dos meses después, el 28 de enero de 1880, la cantante dio a luz un niño, al que puso de nombre Alfonso.
Aunque nació en París, fue un secreto a voces, del que la prensa se hizo eco.
Mientras tanto, en Madrid, la reina María Cristina no lograba alumbrar un varón. Tuvo dos niñas seguidas, las infantas Mercedes y Teresa. Alfonso XII, decepcionado, vivía en una encrucijada: por una parte, su amor por Elena y el ansiado varón, que no podía subir al trono. Por otra, su deber como rey. Una compleja situación que se refleja en sus escritos. «Adorada Elena: perdón si anoche te hice tanto sufrir. Varias veces me desperté pensando en ti y lleno de remordimientos».
Después de tener a Alfonso, la cantante regresó a Madrid, donde en febrero de 1881 nació su segundo vástago. Otro varón, Fernando, para desgracia de María Cristina. En plena lactancia del bebé, la reina lanzó un ultimátum: o salía de Madrid la cantante con su innoble prole o ella regresaría a Austria. Elena Sanz tuvo que afincarse en París con sus hijos, sobreviviendo con las 5.000 pesetas mensuales que le mandaba el rey. No siempre puntual. «Querida Elena: hasta hoy no te he podido remitir lo que va adjunto porque cerré el mes con deudas y sin un cuarto», se excusaba en una carta.
Dicen que la pasión del monarca perdió fuelle con la distancia, ya que también mantuvo un idilio con Adelina Borghi, llamada la Biondina por sus cabellos rubios. Tal fue el escándalo que ocasionó esta última relación que la reina María Cristina, amenazo con abandonar la corte si la cantante italiana no dejaba Madrid de inmediato. Excusado es decir que, al día siguiente, la diva fue conducida a la frontera con la consideración de persona non grata.
Sea como fuere, la tuberculosis, acabó con la vida de Alfonso XII el 25 de noviembre de 1885 con tan solo 28 años. María Cristina, embarazada del futuro Alfonso XIII, se convirtió en regente y retiró la pensión a Elena Sanz. Para sobrevivir tomó una difícil decisión: en el Acta de París, firmada en 1866, entregó a un representante de la Casa Real 110 documentos, en su mayoría cartas, que acreditaban la paternidad de Alfonso XII. A cambio se garantizó a sus hijos 31.000 francos en un depósito de deuda exterior, que podían retirar en su mayoría de edad, convertidos en 700.000. De su custodia se encargó Prudencio Ibáñez, banquero de la familia real.
Sin embargo, tras morir Elena Sanz en 1898, el banco que custodiaba los títulos quebró. Cuando los hermanos reclamaron su fortuna, no había nada, al parecer la reina y el banquero Ibáñez les quitaron todo.
En 1907, Alfonso Sanz, primogenito bastardo del rey, inició un pleito reclamando su filiación como hijo de Alfonso XII, pero lo perdió. El juez dictó que «un monarca no estaba sujeto al Derecho común». Es decir, no se le podían reconocer hijos fuera del matrimonio. A partir de ahí, decidió borrar su pasado. Fue director de Peugeot en París. Y su matrimonio con la hija de un millonario mexicano, Guadalupe de Limantour, le colocó en la órbita de la alta sociedad. Jamás quiso recordar sus orígenes. Al parecer, sufrió mucho por su madre. Veía que la habían despreciado y engañado. También se negó a tener relación alguna con la familia real. «Salvo con Isabel II y su hija, la Infanta Eulalia.
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«DIME SI NECESITAS GUITA»
La correspondencia de Alfonso XII con Elena Sanz se prolongó durante seis años (1878-1885, año en que fallece el rey). María Luisa Sanz, hija de Alfonso, primogenito bastardo de Alfonso XII, conserva ocho de esas cartas, que su padre guardaba en un cofre.
IDOLATRADA ELENA: Cada minuto te quiero más y deseo verte, aunque esto es imposible en estos días. No tienes idea de los recuerdos que dejaste en mí. Cuenta conmigo para todo. No te he escrito por la falta material de tiempo. Dime si necesitas guita y cuánta. A los nenes un beso de tu (firma) Alfonso.
ELENA MIA: Qué monería de retratos y cómo te lo agradezco. El chico hace bien en agarrarse a lo mejor que tiene y por eso le va a gustar tocar la campanilla. Tú estás que te hubiera comido a besos y me pusiste Dios sabe cómo. Daría cualquier cosa por verte mas no es posible. Recibe un abrazo, (firma) Alfonso.
QUERIDA ELENA: Hasta hoy no te he podido remitir lo que va adjunto porque cerré el mes con deudas y sin un cuarto. Me castigo por el retraso, según verás, remitiéndote 500 pesetas de plus. Seré más exacto en adelante. Me alegro de que el nene esté bueno. Mil besos de tu (firma) Alfonso.
ELENA MIA: Qué monería de retratos y cómo te lo agradezco. El chico hace bien en agarrarse a lo mejor que tiene y por eso le va a gustar tocar la campanilla. Tú estás que te hubiera comido a besos y me pusiste Dios sabe cómo. Daría cualquier cosa por verte mas no es posible. Recibe un abrazo, (firma) Alfonso.
QUERIDA ELENA: Hasta hoy no te he podido remitir lo que va adjunto porque cerré el mes con deudas y sin un cuarto. Me castigo por el retraso, según verás, remitiéndote 500 pesetas de plus. Seré más exacto en adelante. Me alegro de que el nene esté bueno. Mil besos de tu (firma) Alfonso.
Fuente:elmundo
Muy interesante y bien documentada toda esta historia de Alfonso Xll . Mis felicitaciones. Saludos.
ResponderEliminarComo dice Victoria Eugenia, interesante y bien documentada... Y una muestra más de que tanto reyes como reinas no son más que la peor escoria de la humanidad....
ResponderEliminarMe ha encantado !!!!! Buscaba con mi madre y me ha encantado os nombraremos próximamente en siracusina.blogspot.com!!! Y que sepas que ya tienes un fan!!!!
ResponderEliminarGracias Victoria Eugenia, Anonimo y Patricia.
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